Se que a menudo nos sucede esto de "sentirnos identificados", en varias ocasiones sentí que frases, momentos vividos (por otros) , situaciones de extrema exposición, las reviví por medio de la lectura de sus blogs.
Pero hoy quede atónito, leía y pensé Plagio ja ja ja ja , dije no puede ser y volvía al comienzo y cada vez sentía mas mio ese blog, salvando las distancias, ella Rubia ,yo morocho, luego de un rato decidí comentar, extrañamente mi comentario sobre el caso fue corto y casi sin compromiso, me aboque mas a la situación narrada que a mi asombro inicial y cerré casi sin quererlo con una frase de Serrat, mi real intención era postear en estas lineas la letra de dicha canción, así que luego de todo este intro "valido solo para mi asombro" los dejo con el Nano (trillado, pero necesario)
De Cartón Piedra
Era la Gloria vestida de tul
con la mirada lejana y azul
que sonreía en un escaparate
con la boquita menuda y granate,
y unos zapatos de falso charol
que chispeaban al roce del sol.
Limpia y bonita. Siempre iba a la moda.
Arregladita como pa' ir de boda.
Y yo, a todas horas la iba a ver
porque yo amaba a esa mujer
de cartón piedra,
que de San Esteban a Navidades,
entre saldos y novedades,
hacía más tierna mi acera.
No era como esas muñecas de abril
que me arañaron de frente y perfil.
Que se comieron mi naranja a gajos.
Que me arrancaron la ilusión de cuajo.
Con la presteza que da el alquiler,
olvida el aire que respiró ayer.
Juega las cartas que le da el momento:
MAÑANA es sólo un adverbio de tiempo.
No, no. Ella esperaba en su vitrina
verme doblar aquella esquina...
Como una novia,
como un pajarillo, pidiéndome:
«libérame, libérame...
y huyamos a escribir la historia».
De una pedrada me cargué el cristal
y corrí, corrí, corrí con ella hasta mi portal.
Todo su cuerpo me tembló en los brazos.
Nos sonreía la luna de marzo.
Bajo la lluvia bailamos un vals,
un, dos, tres, un, dos, tres... todo daba igual.
Y yo le hablaba de nuestro futuro,
y ella lloraba en silencio... OS LO JURO.
Y entre cuatro paredes y un techo
se reventó contra su pecho
pena tras pena.
Tuve entre mis manos el universo
e hicimos del pasado un verso
perdido dentro de un poema.
Y entonces, llegaron ellos.
Me sacaron a empujones de mi casa
y me encerraron entre estas cuatro paredes blancas,
donde vienen a verme mis amigos
de mes en mes...,
de dos en dos...,
y de seis a siete...